viernes, 31 de julio de 2009

ESCENA 10

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Se encontraba en la región de los asteroides 325, 326, 327, 328, 329 y 330, para hacer algo decidió ir a visitarlos. El primero estaba habitado por un rey sentado en un trono majestuoso pero sencillo. El rey exclamo: “Aquí tenemos un súbdito” el principito se preguntó: “¿Cómo es posible que me reconozca si nunca me ha visto?” ignoraba que para todos los reyes, todos los hombres eran súbditos. “Aproxímate para verte mejor” le dijo el rey que estaba orgulloso por fin ser rey de alguien. El principito busco algo en que sentarse pero no encontró nada mejor y se quedo de pie y como estaba cansado bostezo. “La etiqueta no permite bostezar en presencia del rey, te lo prohíbo” y el principito respondió: “No lo he podido evitar, he hecho un viaje muy largo y a penas si he podido descansar”, “Entonces te ordeno que bosteces, hace años que no veo bostezar a nadie y me resulta muy curioso, vamos bosteza otra vez”, “Me da vergüenza” dijo el principito enrojecido. El rey respondió: “Bueno, te ordeno que bosteces y no bosteces” tartamudeaba un poco, el rey daba importancia a que su autoridad fuese respetada y sus ordenes siempre eran razonables. “Si yo ordenara” decía frecuentemente “al general que se convirtiera en ave marina y no lo hiciera, la culpa no seria de él si no mía”, “¿Puedo sentarme?” dijo tímidamente el principito. “Puedes sentarte” le dijo el rey. El principito estaba sorprendido por que no se explicaba sobre que podría gobernar ese rey ya que el planeta era muy pequeño. “Señor” le dijo “Perdone si le pregunto” te ordeno que preguntes” dijo apresuradamente el rey. “¿Sobre que reina usted?”, “Sobre todo” y el principito preguntó otra vez: “¿Sobre todo?”, el rey señalo otros planetas y las estrellas y el principito volvió a preguntar: “¿Sobre todo eso?”, “Sobre todo eso” dijo el rey, no era un monarca absoluto si no universal. “¿Las estrellas te obedecen?” pregunto el principito “Naturalmente, yo no tolero la indisciplina” un poder semejante dejo maravillado al principito. Si él disfrutara de un poder de tal naturaleza, hubiese podido asistir no a 43 puestas del sol, si no a 100 o 200 puestas del sol. Como estaba un poco triste por la partida de su planeta, se atrevió a solicitarle al rey: “Me gustaría ver una puesta del sol, ordene al sol que se ponga”, “Tendrás tu puesta del sol. La exigiré, pero esperaré que las condiciones sean mas favorables”, “¿Y cuando es eso?” pregunto el principito. El rey respondió “Será hacia las 7 ½, ya veras como me obedecen”. El principito bostezo y lamento su puesta del sol fallida. “Ya no tengo nada que hacer aquí me voy” le dijo al rey. “No te vayas y te hago ministro”, “¿Ministro de que?”, “De justicia”, “Pero si aquí no hay a quien juzgar” dijo el principito “Eso no se sabe” dijo el rey, “Pero si en el planeta de al lado no hay nadie y tampoco en el de abajo”, “Te juzgaras a ti mismo, eso es lo mas difícil, si logras juzgarte rectamente serás un verdadero sabio”, “Yo puedo juzgarme en cualquier otro lado sin necesidad de quedarme a vivir aquí” dijo el principito, “Claro” dijo el rey y añadió: “Creo que aquí hay una rata vieja, la podrás juzgar y condenaras a muerte, después la indultaras en cada juicio para conservarla, ya que solo hay una”, “A mi no me gusta juzgar a muerte” dijo el principito “Creo que me voy a marchar”, “No” dijo el rey, pero el principito le dijo al rey “Podría dar ordenes razonables, como por ejemplo que me marchase en menos de un minuto” pero el rey no respondió nada y el principito mejor se marcho, cuando él se estaba marchando el rey le grito “Te nombro mi embajador”. “Las personas grandes son muy extrañas” se dijo el principito durante el viaje.
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