El pozo que habíamos encontrado no parecía nada un pozo del Sahara. Estos pozos son simples agujeros que se abren en la arena. El que teníamos ante nosotros era un pozo de pueblo y no había rastro de alguno. “Es extraño. Todo está a punto: la roldana, el balde y la cuerda”. Se rió he hizo mover la roldana. “¿Oyes? Hemos despertado al pozo y canta” dijo el principito. Le conteste: “Déjame a mí, es demasiado pesado para ti”. Lentamente subí el cubo lleno de agua. “Tengo sed de esta agua, dame de beber” dijo él. Levante el balde hasta sus labios y el principito bebió con los ojos cerrados. Yo había bebido y me encontraba bien. “Es necesario que cumplas tu promesa” me dijo él. Le conteste: “¿Qué promesa?”. “Ya sabes, el bozal de mi cordero, soy responsable con mi flor” saque del bolsillo mis esbozos y lo dibuje.
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